El escribano montesino es uno de nuestros emberícidos más comunes y extendidos. Se trata de un ave poco exigente que se instala en todo tipo de áreas quebradas y montuosas, en las que selecciona sobre todo laderas pedregosas con matorrales dispersos, piornales, escobonales y bosques abiertos de casi todo nuestro territorio. Los datos más recientes parecen indicar una ligera recuperación poblacional en los últimos años.
Se trata de un escribano bastante grande y voluminoso, con las alas relativamente cortas y la cola larga, que luce en la cabeza tres características listas oscuras. La cabeza, el cuello, la nuca y la parte superior del pecho son de color grisáceo, en tanto que el resto del cuerpo presenta tonos pardos o rojizos.
Fuera de la estación reproductora, los machos se asemejan a las hembras y a los inmaduros, aunque en el periodo de cría su coloración se hace más brillante, con abundancia de tonos anaranjados en el pecho y en el vientre.
El joven presenta un plumaje parduzco y fuertemente estriado en el pecho. La cabeza es marrón-ocre y no presenta bandas laterales.
A menudo emite como reclamo suaves silbidos, tsi, algo prolongados. En primavera, el macho lanza desde lo alto de un arbusto o una roca un trino claro, bastante elaborado y diverso, que comienza de manera entrecortada, para luego acelerarse y adornarse con marcados cambios de ritmo.
La especie se distribuye por la región templada de Eurasia y norte de África, aunque de forma algo fragmentada, pues selecciona sobre todo los ambientes montanos.
En nuestro territorio, este escribano se instala en ambientes más diversos que en el resto de Europa, aunque prefiere los sistemas montañosos, así como las áreas quebradas y de cierta altitud, motivo por el cual está ausente de las zonas centrales de ambas Mesetas, depresiones del Ebro y del Guadalquivir y ciertos enclaves costeros. Está ausente de Islas Baleares y Canarias, pero no en Ceuta y Melilla.
Longitud
15-16,5 cm
Envergadura
21,5-27 cm
Época observación:
Fuente: wikipedia